No dejes que el peso se coma tu vida
Si sólo pudiera darte un consejo, sería este: no dejes que el peso se coma tu vida.
Cuando rechazamos nuestro cuerpo porque pesa más de lo que nos gustaría, nos marcamos la meta de adelgazar persiguiendo la falsa ilusión de que entonces todo cambiará, de que nuestra vida será, por fin, como deseamos.
Es normal que eso suceda, porque recibimos el impacto constante de imágenes y mensajes que vinculan la delgadez al éxito personal y profesional, al amor, a la diversión, a los amigos, a las risas, a la admiración de los demás, a la plenitud de vida… a todo aquello que, supuestamente, nos llevará a alcanzar la ansiada felicidad.
Sin darnos cuenta, hemos ido integrando esa vinculación hasta el punto de hacerla nuestra, de acabar creyendo que para tener la vida que nos gustaría, antes tenemos que adelgazar.

Mantener tu atención en lo que no te gusta de ti te impide ver lo extraordinaria que ya eres
«El coste de la obsesión por el peso es perderte tu propia vida»
Estar pendiente de tu peso, no te permite vivir plenamente. Mantener tu atención en los kilos te lleva a hacer ese tema tan grande, que acaba siendo el centro de tu vida. De ahí a recurrir a dietas imposibles, para adelgazar cuanto antes, sólo hay un paso.
¿Qué ocurre entonces? que vivir pasando hambre, comiendo muy poco, es como vivir durmiendo muy poco. Por mucho que quieras, no podrás estar al 100%, y mucho menos disfrutar de tu vida, que se convierte en una existencia escasa y limitada.
Ese es el enorme coste de la obsesión por el peso: perderte tu propia vida.
Después de muchos años atrapada en el peso y de todo lo que dejé de hacer por sentirme insuficiente, hoy quiero compartir contigo tres aprendizajes y la gran lección que llegó después:
1. Ya eres suficiente
Ya te mereces tener la vida que deseas, porque ya eres suficiente. Siempre lo has sido. No tienes que adelgazar para conseguir que tu vida se parezca a la que realmente quieres. Empieza a dar los pasos para que eso suceda, sin esperar al peso. Pronto te darás cuenta de que el peso no te estaba limitando, te limitabas tú.
2. Ya tienes ilusiones
Llevas tanto tiempo pensando que tienes que adelgazar, que es posible que hayas olvidado tus verdaderas ilusiones, aquello que realmente te motiva y te hace disfrutar. Olvídate del peso, vuelve a conectar contigo, escúchate, y empieza a hacer ahora todo lo que crees que harías si estuvieses delgada.
3. Este momento ya es perfecto
Tu mente encontrará mil y una excusas para convencerte de que este no es el momento, de que ahora no es conveniente dejar de preocuparte por tu peso. Total, a ti ya te gusta tu vida. Igual cambiarías algo, pero menudo lío… con todo lo que tienes encima, lo que te faltaba es distraerte y que el verano te pille con todo ese peso que quieres perder. Ahora no, quizá más adelante.
Más adelante sería un plan perfecto, si no fuese porque la vida es lo que sucede hoy, y el momento presente el único que tienes para disfrutar de tu vida. Tú decides cuánto tiempo más vas a dejar pasar. Y el tiempo, ya se sabe, no vuelve.
«A lo que te resistes, persiste. Lo que aceptas, se transforma.»
No tienes que renunciar a perder peso
Estás en todo tu derecho de perder peso si no te sientes bien. Pero no te pierdas tu vida. Entre otras cosas, porque enfocarte en disfrutarla es la manera más eficaz de superar el tema del peso para siempre.
Si, además de eso, te abres a la posibilidad de apreciar lo que eres, en toda su belleza y perfección ¡lo tienes hecho! Podrás liberarte de todas tus cargas, incluido tu peso. Esa fue mi gran lección: sólo es posible cambiar aquello que se acepta.
¿Te animas a probar? ¡no tienes nada que perder! Pon tu atención en todo lo que te gusta de ti, quítale peso al peso, aprecia lo extraordinaria que ya eres, y dedica tu energía a hacer todo lo que crees que harías si estuvieses delgada.
Pronto descubrirás que en una vida plena, no hay sitio para los kilos de más.
No estoy viviendo esperando a estar delgada. Fantástica reflexión. Gracias