Cómo perder el interés por la comida (y adelgazar sin esfuerzo)
Cuando la comida te obsesiona y piensas en ella a todas horas, intentar perder peso controlando lo que comes es una batalla perdida.
Supone luchar contra ti misma en permanencia, estar en guardia día y noche para no caer en la tentación de comer todo eso que tanto te gusta… así que que sólo es cuestión de tiempo que el agotamiento pueda contigo.
Cuando yo me di cuenta de que perdía el tiempo intentando controlarme, que cuanto más lo hacía más pensaba en comer, me decidí a buscar otro camino que me permitiera perder peso, y recuperar una relación sana con la comida.
Me llevó mi tiempo, pero finalmente pude entender qué había detrás del problema y salir de ahí para siempre, sin necesidad de luchar contra mí misma ni tratar de controlarme. Y eso es lo que voy a compartir contigo en este post: cómo perder el interés por la comida, y adelgazar sin esfuerzo.

Plantar nuevas ilusiones en tu vida es el camino más corto para perder el interés por la comida
¿Cómo sería si le dieras la vuelta?
Cambiar de hábitos es complicado cuando no te gusta tu vida. Y, en muchas ocasiones, eso es lo que nos pasa: que no nos gusta nuestra vida, y decidimos ponernos a dieta para que nuestra vida cambie. Nos sentimos mal por las cosas de nuestra vida que no son como nos gustaría, y creemos que cambiando nuestro cuerpo, todo lo demás mejorará. Así que nos lanzamos a las dietas como una tabla de salvación… hasta que nos hundimos.
¿Cómo sería si le dieras la vuelta? ¿qué pasaría si te olvidaras de tu peso y te centraras en ilusionarte? mi vida era muy correcta cuando yo lo hice. Salvo mi peso, todo estaba bien… pero me di cuenta de que no me sentía ilusionada. Hacía tiempo que no me levantaba con ganas y más que disfrutar de los días, iba pasando por ellos, haciendo lo que había que hacer. Y cuando tu vida se reduce a hacer lo que hay que hacer, es difícil dejar de comer.
Cuando le di la vuelta, decidí olvidarme de mi peso y me centré en llenar mi vida de aquellas cosas que realmente me ilusionaban. Me lancé a hacer cambios que me daban mucho vértigo, ¡pero me hacían sentirme viva! y rápidamente todo cambió, incluido mi peso. Estaba animada y motivada con cosas que nada tenían que ver con mi cuerpo, pero influyeron en mi peso: ya no tenía tiempo ni ganas de dedicarme a comer de más. La comida, sencillamente, ocupó su lugar natural, el de alimentarme y nada más.
«En una vida plena no hay sitio para los kilos de más»
¿Tienes hambre cuando te enamoras?
Pues esa es la idea. Cuando te ilusionas con alguien, sólo quieres disfrutar y pasar tiempo con esa persona ¡todo lo demás se te olvida! así que si quieres perder peso sin sufrir, prueba con esto… ¡enamórate de tu vida! pon tu energía en descubrir qué es lo que verdaderamente te ilusiona y ve a por ello.
Cuando estás ilusionada con tu vida no sientes el impulso de comer de más. Así de simple. Porque ese impulso no es más que un intento desesperado por no sentir lo que estás sintiendo: que tu vida no es como te gustaría, que las cosas no han salido como esperabas, o que echas en falta algo importante para ti.
Si es tu caso, no pierdas el tiempo tratando de controlarte con la comida, y ve a por la vida que quieres. Haz lo que te gusta, ¡y hazlo ahora! al margen de tu peso. La ansiedad por la comida desaparerá al mismo ritmo que vuelves a ilusionarte.

Gracias Ana! Tienes toda la razón en mi caso estoy convencida de que mi hambre la mayoría de los casos es por aburrimiento, que importante es analizar esto de fondo gracias!!
Hola María! Me alegra que te sirva :)
Como bien dices sólo hace falta estar dispuesta a analizar lo que te pasa realmente, y ser muy honesta contigo misma. No pasa nada por reconocer que tu vida no te entusiasma lo suficiente y que es el momento de hacer cambios!
Bien por ti!
Un abrazo,
Ana
Hola, estoy completamente de acuerdo, si la comida es utilizada para llenar esos agujeros negros, para hacernos sentir bien… Al final se convierte en un enemigo que siempre quiere más y más…
En mi caso, cuando pinto, se me olvida hasta que tengo que comer, me doy cuenta cuando mi marido me lo hace ver «hoy no cenamos». La comida es un placer, aunque hay muchos otros placeres.
Muchos besos.
Gracias por aportarme tanto.
Besos.
Hola María!
Gracias por tu comentario :)
Has puesto el ejemplo perfecto, nada como hacer algo que nos apasiona para que el tiempo se pase volando y nos olvidemos hasta de comer! ;)
En realidad la comida no es un enemigo, ¡es maravillosa! pero cuando la utilizamos para calmarnos o distraernos nos acabamos creando un problema, porque no puede cumplir esa función.
Un abrazo fuerte!!
Cuando a tu vida le falta motivación, es difícil encontrar lo que te motiva, porque en mi caso llevo tantos años en esta trampa que he olvidado lo que me apasiona y hasta quien era…¡ A por mí! Gracias por tus palabras.