¿Puedes concebirte sin sobrepeso?
Si llevas mucho tiempo tratando de salir del sobrepeso, es muy probable que el malestar se haya convertido en tu forma de estar en el mundo.
Vas tirando como puedes en tu vida cotidiana, pero nadie más que tú sabe hasta qué punto lo estás pasando mal.
Tener un aspecto que no coincide con el de la persona que te gustaría ser -esa que se siente libre y cómoda en su cuerpo- te produce un sufrimiento constante, pues tu cuerpo va contigo allá donde tú vas.
Cuando eso ocurre, sientes que tu imagen no se corresponde contigo -no te representa- y se produce un fuerte conflicto interior.
Sin embargo, ese malestar no se deriva de tu aspecto, sino de tu interpretación o valoración de lo que significa tener ese peso. En otras palabras, rechazas tu aspecto por lo que supone para ti el sobrepeso.
Hoy vamos a poner la mirada en este tema, porque vivir rechazando tu aspecto no sólo te amarga la existencia, sino que te condena a no poder cambiar.
El error básico
Todos los problemas que tenemos se derivan de un mismo error básico: identificarnos con lo que pensamos.
Eres lo que piensas, de forma que la imagen que ahora ves de ti es el resultado de la idea que tienes de ti misma. Has creído que eres una persona con sobrepeso, y esa es la razón de que vivas esa experiencia. Aunque hayas perdido peso en más de una ocasión, tarde o temprano lo vuelves a recuperar, porque tienes la conciencia de ser una persona con problemas de peso. Si no cambias esa idea de ti, una y otra vez volverás a ser quien crees ser.
La conciencia de ser algo es lo que da vida a eso en tu realidad. Por ejemplo, eres madre cuando asumes la conciencia de serlo -lo deseas y te ves en ese papel, lo concibes- y sólo después te lanzas a vivirlo en tu realidad. Las mujeres que eligen no ser madres no se conciben como tales -ni lo desean ni se ven desempeñando ese papel- y por eso deciden no vivir la experiencia.
Respecto al sobrepeso, puede darte la impresión de que primero llegó el problema, pero no es así. En ambos casos -en todos los casos- la conciencia de ser algo precede a la experiencia.

Eres lo que elijes
Cuando te miras y piensas que tener tu aspecto es negativo, incorrecto o malo, sientes un fuerte rechazo por lo que ves. Ese rechazo te hace sentir mal y refuerza tus pensamientos negativos acerca de tu imagen.
Sin darte cuenta, te identificas con esos pensamientos, creyendo que eso que piensas es lo que tú eres.
Sin embargo, para ser precisos, no eres lo que piensas, sino lo que eliges ser -pensar que eres-. Tú estás por encima del pensamiento, pues eres la que piensa y no lo pensado.
Si te identificas con tus pensamientos negativos sobre ti -asumes la conciencia de ser eso- no podrás superar el sobrepeso, por mucho que te esfuerces. Una y otra vez volverás a mimetizarte con tu idea negativa de ti.
Sin embargo, si dejas de rechazar tu aspecto y te das cuenta -tomas conciencia- de que tú misma has dado vida a tu problema al identificarte con esa idea de ti, podrás elegir de nuevo, y liberarte.

Vía libre para el cambio
Aceptar tu aspecto no significa que tengas que convencerte de que estás bien con sobrepeso.
Aceptar significa entender que el sobrepeso está ahí porque te has concebido con él, es decir, porque en algún momento asumiste que tú eras eso.
Date cuenta de que las ideas sobre cómo eres -que te han dado forma- se arraigan en ti de manera inconsciente y, en muchos casos, ni siquiera son tuyas. Las asumiste como ciertas al crecer escuchando que en tu familia todas las mujeres tenían sobrepeso, o cuando te dijeron de pequeña que eras muy grande, o cuando te creíste que con la edad se engordaba.
La aceptación abre la vía al cambio porque comprendes que tú misma te condenaste al sobrepeso -sin saberlo- y que ahora puedes liberarte. La aceptación es comprensión, una toma de conciencia.
Cuando eres capaz de mirarte sin rechazo, sintiendo un profundo y sincero aprecio por ti –por quién eres tras todas las ideas que te han dado forma– te liberas de la carga de creer que estabas condenada a ser algo que tú no deseas.
De la confusión a la claridad
La persona que eres ahora -la mentalidad que tienes- es la misma que ha creado tu problema de peso al creer que tú eres eso, de modo que no lo puede resolver porque está identificada con esa idea de ti. Por muchas vueltas que des al problema sólo conseguirás agrandarlo y sumirte en la desesperación de no poder cambiar.
Para tener la claridad que buscas debes dejar de identificarte con tu vieja mentalidad y ponerte al mando de lo que piensas: elije ser la persona que deja de dramatizar su sobrepeso, que ya no permite que le defina y le amargue la existencia.
Hay personas que viven completamente desanimadas por pesar 2 kilos más de lo que les gustaría. Si en tu caso son 20 crees que está justificado, pero la trampa es la misma. Todo es mental. Piensas que el peso -ya sean 2 ó 20 kilos- es lo que te separa de poder sentirte bien, sin darte cuenta de que tú misma te condenas a no serlo al decidir que eso depende de tu peso.
Concíbete como deseas verte, pero no deposites en ello tu felicidad. Tener un peso u otro es algo neutro, tú eres la que eliges qué significado le das a eso.
Acepta que tienes sobrepeso porque no eras consciente de ser la causa de tu problema; decide ver todo lo bueno que tienes -más allá de tu peso- y elije sentirte bien y disfrutar de la vida aquí y ahora.
Ese será el punto de inflexión, la puerta de entrada al cambio que deseas.
En el mismo instante que eliges sentirte bien y disfrutar de concebirte libre de problemas de peso, tu mente y tu cuerpo harán el clic que estás buscando, y te seguirán sin esfuerzo.

Es una excelente reflexión que me ha llegado muy dentro. Nunca lo había visto desde ese punto de vista pero es así, tal y como lo describes.
Este verano, por el importante número de kilos de más cogidos durante el confinamiento, ni era capaz de pensar en vacaciones. Eso condenaba al resto de mi familia. Hace dos días decidí pensar en la satisfacción de las olas y estar en el mar, disfrutando con ellos y mi imagen se difuminó. Ya no era importante, lo superaba con creces mi felicidad interior y la que iba a poder compartir con ellos.
Y todo esto te lo cuento, paradójicamente, cuando estoy pensando muy seriamente ponerme un balón gástrico. Me apetece NADA, pero lo veo como única solución.
Gracias por compartir de forma tan gráfica, dulce y delicada las “tormentas” derivadas de pensamientos erróneos.
Hola Nuria,
Gracias por tu comentario, me alegra muchísimo que te ayude a verlo más claro :)
También me alegra que te decidieras a disfrutar con tu familia este verano; en nuestra desesperación no nos damos cuenta de que incluso arrastramos a los que más queremos a tener que sufrir las consecuencias de nuestra ceguera. Ellos te quieren ver feliz, no delgada.
Si no disfrutas hoy por no ser como quieres te lo pierdes… y este día nunca volverá.
Espero que tomes la mejor decisión para ti, pero no pierdas de vista que todo parte de nosotras.
Lo externo te servirá si crees en ello como solución, de la misma manera que concebirte sin problemas de peso sería tu solución si estuvieras convencida de ello.
En todo caso, dejar de definirte en función de tu peso (tanto peso, tanto valgo) es un avance que te va a liberar muchísimo.
Un abrazo grande y feliz verano!!
Hola, Ana.
Cuando leo estas reflexiones que tan bien explicas me siento muy identificada. Estoy teniendo una crisis de autoestima porque engorde un par de kilos y temí volver “a lo de antes”. Cuánto más miedo tengo más engordo y probablemente no coma más que antes. El otro día hablaba con mis allegados de esto mismo, pensar que estoy gorda me engorda y desgraciadamente desde hace unos meses estos pensamientos ocupan mi mente demasiadas veces al día. Incluso he llegado a sentirme incómoda entre amigxs por no verme como yo deseo o he llegado a pensar en cancelar la cita. Me preocupan estos pensamientos porque aunque el sobrepeso no es muchísimo (6 kg más que antes) lo que pesa mi mente es una tonelada.
Gracias por darle forma a lo que ya empezaba a identificar en mi. 💛
Hola Ana!
Me alegra que lo veas porque así es como funciona: tus pensamientos acerca de ti misma te dan forma.
No todo el mundo puede asumir que es así; generalmente necesitamos tropezar con la misma piedra durante años para darnos cuenta de que lo que sucede en el exterior es un reflejo de lo que pasa en nuestro interior.
Si te obsesionas con la idea de que estás engordando, inmediatamente te sientes mal. Al sentirte mal tu ánimo decae, desde ese desánimo lo ves todo negro… y ya vas cuesta abajo sin frenos ;)
La salida a esa situación está en ponerte al mando de tus pensamientos. Eres lo que tú decidas ser. ¿Quieres ser la que pierde los 6 kilos y se olvida del tema? pues adelante. Enfócate en disfrutar de todos tus planes como si ya estuvieras en tu peso perfecto. ¡No dejes que el peso te lastre en nada! Abraza tu imagen de ti sin sobrepeso y cuida de ti como si ya estuvieras como deseas. Sin estrés, sin sufrimiento. Si tu día a día es apetecible, tus resultados también lo serán :)
Un abrazo fuerte!