¿Cuánto pesa tu estado emocional?

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Feb, 2020

Si tu historia con los kilos de más se mide en años, es muy probable que esté marcada por las subidas y bajadas de peso.

Las bajadas han sido tus intentos de convertirte en la persona que quieres ser,  de tener la imagen con la que te sientes identificada y te haría sentir bien.

Generalmente, a esas bajadas le siguen grandes subidas, al recuperar, muy a tu pesar, todo el peso que habías perdido, y más.

Pusiste toda tu ilusión, tus ganas y tu esfuerzo, y ahora ves cómo todo vuelve a ser como antes, sin que puedas hacer nada para evitarlo.

La razón no es que tu fuerza de voluntad se haya acabado, sino que has vuelto -sin ser consciente de ello- al estado emocional del sobrepeso.

 

Tu estado de ánimo determina tu peso

A lo largo de tu vida has tenido muchos cuerpos. Nuestro cuerpo, de hecho, cambia cada día, así como nuestro aspecto.

Los cambios de peso que has experimentado, y que han dado lugar a cada una de las versiones de ti -delgada, en tu peso estándar, con sobrepeso- se corresponden con un estado emocional concreto.

Tu estado emocional dominante, aquel en el que permaneces más tiempo, es el de tu peso más frecuente.

Yo tuve unos cambios de peso enormes durante los 20 años que viví atrapada en el peso. Con el tiempo, he aprendido a reconocer claramente el estado emocional que dominaba mi vida y que daba lugar a mi sobrepeso.

Tu estado de ánimo es determinante porque condiciona cómo te comportas, lo que sientes que puedes o no puedes hacer en relación con lo que quieres.

Tu cuerpo con sobrepeso es el resultado de un estado de ánimo concreto. Tu cuerpo delgado, también.  

«Todos, sin excepción, nos comportamos en coherencia con quien creemos ser»

Quién dirige tu estado de ánimo

Si tiras del hilo de tu estado de ánimo, llegarás al fondo de la cuestión: en todo momento tienes el aspecto de la persona que crees ser.

Tus ideas acerca de ti misma, es decir, lo que piensas sobre ti, te hace sentir de una determinada manera.

A medida que sostienes esos pensamientos como verdad, es decir, a medida que te los crees (estoy muy gorda, tengo que perder mucho peso, adelgazar es muy difícil…) las emociones que te producen esos pensamientos (desánimo, tristeza, abatimiento…) se van asentando en ti.

De esa forma, tú misma, sin saberlo, generas el estado emocional desde el que vives, que condiciona cómo te comportas y lo que consigues en tu vida.

Lo bueno de entender este proceso es que puedes aprender a generar en ti el estado emocional que va asociado al peso que quieres, y que es la consecuencia directa de los pensamientos que eliges.

No te resultará difícil identificar los pensamientos que te llevan a sentirte motivada, ni aquellos que te conducen al desánimo. Los dos son verdad para ti y los has elegido en distintos momentos de tu vida. Unos te han llevado a perder peso; otros, a engordar.

Lo único que tienes que hacer es asentar los pensamientos que te ayudan a conseguir lo que quieres de manera más consistente, aferrarte a ellos y no soltarlos.

Tu estado emocional será la mejor medida para saber si lo estás consiguiendo. Si te sientes bien, estás en el camino.


Hacerte cargo de tus propios pensamientos es la mejor manera de librarte del sobrepeso. Tu cuerpo refleja con precisión la idea que tienes sobre ti misma. Si piensas en ti como una persona con sobrepeso, eso es lo que verás. La clave del cambio siempre está en tu mente, en tus pensamientos, en aquello que decides pensar sobre ti. Ponte al mando de lo que piensas, elige quién eres en tu cabeza y podrás verlo en tu cuerpo. ¿Quieres saber más? ¡Aquí puedes encontrarlo!

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