Sobre la vida y el peso
Hay dos actitudes básicas ante la vida.
Una es vivir con asombro ante todo lo que puedes disfrutar, sentir alegría y agradecimiento por el solo hecho de estar viva; apreciar lo que tienes, mientras avanzas con entusiasmo hacia lo que quieres, sintiéndote afortunada por poder hacerlo.
La otra es vivir con la mirada puesta en lo que te falta, en las imperfecciones y carencias de tu vida y de tu entorno, en las tuyas y en las de tu cuerpo, pasando por encima de todo lo que sí tienes, que das por descontado.
Una actitud es, en sí misma, libertad y felicidad; la otra, esclavitud, sufrimiento y malestar.
Todas quisiéramos estar en el primer grupo, pero lo cierto es que nuestra mente tiende a instalarnos en el segundo.
En este post quiero mostrarte que los problemas que vemos, incluyendo los de peso, tienen mucho que ver con nuestra actitud ante la vida y ante nosotras mismas. Una actitud que podemos cambiar en cualquier momento.
¿Qué es el peso para ti?
Hace unos años leí el post “Estoy rodeada de mujeres que quieren cambiar su cuerpo en lugar de cambiar el mundo”.
El título me impactó, porque me di cuenta de que yo pertenecía a ese grupo… había caído en la trampa del peso. Es una trampa simple, pero muy limitante: te ves mal y estás convencida que no podrás sentirte bien hasta que pierdas peso.
Así, sin darte cuenta, comienzas a renunciar a tu propia vida persiguiendo un objetivo que tú misma conviertes en inalcanzable.
¿Por qué? porque cuanto más piensas en ti como insuficiente, imperfecta o inadecuada, más presente tienes esa realidad en tu vida.
Piensa en esto para verlo más claro. ¿Qué forma parte de tu vida en este momento? Aquello a lo que tú prestas atención. De todo lo que hay, lo que está presente en tu experiencia vital es lo que tú eliges.
Naturalmente, sabes que existen muchas más cosas en este mundo, pero pones tu atención en las que te interesan, y sólo esas participan de tu experiencia.
Lo que ocurre con el peso es que has elegido que sea un tema central en tu vida. Lo has valorado como inaceptable y lo has convertido en tu principal problema.

Tal y como lo consideres, así lo vivirás.
Hay personas con sobrepeso disfrutando plenamente de su vida, mientras otras viven con tristeza esperando a adelgazar para poder ser felices. El problema es el mismo, lo que cambia es el significado que le dan.
Y aquí entra en acción tu libertad para elegir, ¿qué quieres que sea el peso en tu vida?, ¿con qué actitud quieres vivirlo?
Una buena actitud te hace ver el problema fácil y abordable, mientras que la otra te conduce al desánimo y al abatimiento: el problema se ha hecho tan grande en tu cabeza que te resulta imposible superarlo.
Cambia tu perspectiva
Superar el sobrepeso comienza por cambiar la mirada sobre ti y sobre tu vida. Te has habituado a vivir pendiente de las carencias que crees que tienes, y ahora debes hacer una elección consciente: la de valorarte a ti y a tu vida con más amabilidad.
No tienes que esperar a que nada cambie para elegir la alegría. Esa, de hecho, es la trampa… seguir esperando a que las cosas cambien para sentirte bien.
Lo que te propongo es que te valores de una manera más objetiva. Seguro que te verías mejor con unos kilos menos -y puedes perderlos si eso es lo que quieres- pero debes comprender que el cambio pasa por dejar de ser tan dura contigo misma.
¡Haz un esfuerzo consciente! La realidad que tienes delante no es tan mala como estás pensando. Amplía tu mirada, ¡aprecia lo que sí tienes!
Ten en cuenta que nada es inamovible, ¡todo está en constante cambio! y el rumbo que tomen las cosas ahora depende de tu actitud.
Recupera la alegría de vivir, vuelve al aprecio por ti misma, ¡vive más y mejor! y el peso dejará de ser un problema enorme para convertirse en algo fácil de lograr.

Estoy muy de acuerdo en lo que dices. Vivimos en una sociedad representada por el «pesocentrismo» donde es el eje de lo que hacer y no hacer. Además hay una frase muy gastada sobre «somos lo que comemos» y no es cierta. La frase debería ser «somos como comemos» puesto que conlleva un nivel más: cómo nos relacionamos con la comida.
Tendemos a pensar que hay alimentos buenos y malos cuando la verdad es todo radica en el contexto y frecuencia de aquello que comemos. Como si comer tres boles de ensalada para cenar fuera mejor porque es verdura.
Finalmente, hay que hacer un cambio hacia la aceptación del cuerpo y no juzgar ni ser juzgados/as por cómo somos.
Espero que estés de acuerdo con el comentario :)
Un saludo!
Gracias por tu comentario Rosa :)
Para mí el problema radica en creer que la solución está fuera de una misma.
El cuerpo sigue a la mente… así que revisar tus juicios sobre ti misma es lo único importante.
Los demás nos ven como nosotras nos vemos… y sus comentarios no hacen más que mostrarnos lo que nosotras pensamos de nosotras mismas. Haz la prueba y verás que no falla…
Si no te gusta tu aspecto y revisas lo que piensas sobre ti misma, te darás cuenta de que no hay nadie más duro contigo que tú.
Reconocer esto con honestidad, y abrirte a la posibilidad de valorarte más amablemente, lo cambia todo.
El resto (seguir probando combinaciones de alimentos y ejercicio mientras te sigues rechazando) no conduce a nada a largo plazo.
Incluso aunque lo consigas, habrá sido un camino de lucha, esfuerzo, rechazo y sufrimiento… y llega un punto en que una ya no puede más de vivir luchando.
Hay un camino más amable, más facil y mucho más satisfactorio: dejar de rechazarte y de luchar contra ti misma.
Desde el aprecio por ti misma (¡recuerda que eres mucho más que tu peso!) las cosas se ven de otra manera.
Y cuando el peso deja de ser un problema en tu mente… se va de tu cuerpo sin complicaciones.
Cuidarte se vuelve fácil, porque es algo que haces por aprecio hacia ti, no para perder peso.
Espero que esto te sirva! :)