Cómo eliminar el peso de tu lista de propósitos
Diciembre es un mes para hacer balance y revisar qué hemos conseguido de todo aquello que nos propusimos, con más o menos entusiasmo, hace un año.
El peso es un clásico en los listados de buenos propósitos, y en este post quiero animarte a que deje de serlo.
Y no me refiero a que renuncies a estar en el peso que quieres, sino a que lo consigas, a que lo borres de tu lista de una vez por todas.
Para eso, necesito que mires de frente tu propia historia con el peso, que repases lo que te ha ocurrido desde que comenzó a ser un problema para ti, y que confirmes si compartes conmigo esta conclusión:
Después de todo, estoy donde siempre.
Donde siempre
Donde siempre es agobiada por tu peso y queriendo adelgazar, sin conseguirlo.
Donde siempre es esforzándote en perder peso, para después recuperarlo todo y más.
Donde siempre es descontenta con tu aspecto y desilusionada con tus resultados.
Donde siempre es desanimada, pero buscando el ánimo para volver a intentarlo.
Donde siempre es esperando a cambiar para poder sentirte como te quieres sentir.
Si te reconoces en todo esto, hoy quiero proponerte que cambies el rumbo de tu historia con el peso, que te salgas de ese donde siempre y te vayas al lugar en el que ya eres quien siempre has querido ser.
¿Cómo? cambiando tu estado de ánimo.
No puedes ser quien quieres ser -una mujer sin problemas de peso que disfruta libremente de su vida- si te sientes desanimada, abatida y desilusionada.
Para poder ser quien quieres ser tienes que sentirte como si ya lo fueras: liberada, ilusionada, llena de vida, energía, fuerza, alegría y determinación. ¡Vamos a ver cómo puedes hacerlo!

«La belleza es un estado de ánimo» Émile Zola
Todo comienza con un pensamiento
Tu problema de peso es el resultado de tu forma de pensar, de la misma forma que todos los problemas que creemos que tenemos tienen su origen en nuestro pensamiento.
Sin ser conscientes de ello, nosotras mismas creamos el problema, al desconocer esta premisa básica: La vida se crea de dentro hacia fuera.
Lo que ocurre en tu vida, incluyendo tu peso, es el resultado de lo que piensas.
Tus pensamientos dan forma a tu realidad, pero creemos que es al revés. Primero veo que tengo sobrepeso, y luego afirmo que lo tengo.
Pues no es así. El pensamiento fue primero porque tu vida no puede sino ser pensada. No existe nada en tu realidad que tú no hayas pensado antes.
En relación al peso, en algún momento de tu vida empezaste a pensar que no estabas bien como estabas. Eso te hizo sentir mal, así que buscaste una solución y pensaste que perder peso era lo mejor para ti, que te sentirías mejor si adelgazabas.
Después vinieron las dietas, la pérdida de peso, el hambre, la ansiedad, y el rebote… que dieron lugar, finalmente, al problema de peso, que fue aumentando al mismo ritmo que crecía la atención que ponías en él.
De modo que has vivido desde esta premisa: me veo bien, me siento bien, es decir, para poder sentirme bien antes tengo que verme bien.
Lo que yo te planteo para salir de donde siempre es que le des la vuelta.

Te sientes tal y como piensas
Sentirte bien es la base de cualquier cambio positivo. Es el estado que te permite avanzar hacia lo que quieres. Así que la condición para poder verte bien no es otra que sentirte bien.
Sentirte bien, de hecho, es lo que de verdad quieres.
Al contrario de lo que creemos, sentirse de una determinada manera no depende de nada externo, es algo que tú provocas con tu manera de pensar: lo que sientes son tus pensamientos tomando forma en tu cuerpo.
Cuando algo sucede en tu vida, crees que lo que sientes es una reacción a eso que ha pasado, cuando en realidad estás reaccionando a lo que tú piensas sobre lo que ha pasado. Lo que para ti puede ser algo maravilloso para otra persona puede no ser para tanto, de manera que ambas lo sentiréis de forma diferente.
Y aquí viene la buena noticia: en todo momento eres libre de elegir lo que quieres pensar.
Si eliges pensar cosas agradables sobre ti y sobre tu vida te sientes bien. Si eliges pensar cosas desagradables sobre ti y sobre tu vida te sientes mal.
Así de simple.
Si piensas que para sentirte bien antes tienes que adelgazar, te condenas. Entras en el círculo vicioso que probablemente ya conoces.
Si piensas que ya puedes sentirte bien porque tienes mil cosas en tu vida por las que sentirte afortunada y agradecida, y que el peso es sólo un aspecto de ti que no tiene porqué amargarte la vida, te liberas.
Y, paradójicamente, cuando te liberas de la necesidad de cambiar es cuando puedes hacer cambios, porque al fin te sientes bien.
Ya tienes todo lo que necesitabas para ser la persona que siempre has querido ser.
